sin tetas...

...no hay paraíso, o dicho de otra forma, no hay post sobre ello.

Sencillamente no le ha gustado a Max ciertos comentarios sobre los anteriores post, a ver, que una persona se molesta en escribirme un texto simplemente porque me gusta su forma de escribir y me hace un pequeño homenaje para que la gente no lo valore y le diga que “a ver si se pone las pilas”, pues apaga las pilas y se acabó, y lo entiendo.

Acabo de volver de Madrid, pero no me apetece escribir un post sobre las aventuras madrileñas, quizá porque me duele la cabeza, por cansancio o por lo que sea, igual mañana o pasado o…..

Siento que no haya post como prometí porque soy mujer de cumplirlas, pero como tengo por ahí un blog erótico que empecé con mucha ilusión con la idea de mejorar el estilo o quizá con idea de escribir un relato lo suficientemente bueno para optar a un concurso de relatos breves, pero admitámoslo, la tabernera tendrá sus cosas buenas pero el escribir no está entre ellas….. y para muestra un botón, algo que tengo en el otro blog, quizá con el tiempo a pesar de que no me guste lo que escribo retorne el blog erótico porque a pesar de todo me ha traído buenos momentos.

Y para muestra un botón….autobiográfico que no todo lo que escribo es inventado.

En un espacio tan reducido como puede ser una cama, se puede ser inmensamente feliz, pero también triste cuando termina y el recuerdo se queda pegado a las sábanas, y la habitación se llena de tristeza, la ventana te llama, la lámpara de noche te guiña el ojo y la mesita de noche permanece inmutable, son objetos pero los observas con otros ojos como si hubieran quedado impregnados de ronquidos, sexo, gemidos, caricias, promesas, susurros, súplicas, y por más que limpies la habitación, cambies de sábanas, se ha quedado ahí como la fragancia de una flor se queda prendida un cierto tiempo a esas manos que la cortaron.

Pocos días han transcurrido desde que has vuelto a respirar en mis manos, muchas horas desde que te he vuelto a ver en posición horizontal, desde que he hundido mi mirada en la tuya, hundido mis dedos en tu sexo, hundido mi lengua en tu boca, hundido mis sueños en tu hombro, hundido tu cabeza en mi sexo, horas y horas de calma, de suspiros, de gemir, de placer, de miedo a volver a perderte, de querer hacerte feliz por encima de todo, de darlo todo a cambio de todo y de nada al mismo tiempo.

Y transcurrido eso, llega la cruz, el recuerdo de lo ocurrido, ese espacio en el que durante unas horas te di lo mejor de mi, y absorbió lo mejor de ti es un pequeño infierno porque me recuerda lo efímera que es la felicidad, ese espacio que huele a sexo, el tuyo, el mío, desprende sudor, de las dos, emana placer, significa insomnio para la superviviente, el olor al principio es evocador, te abraza, te produce ternura, con el tiempo se convierte en dolor y te obligas a lavar las sábanas y a intentar cambiar un poco la estructura de la habitación, pero las paredes son como espejos y te retrotraen a otras noches, noches increíbles, noches insomnes, noches cómplices, noches risueñas porque estabas tú.

Y te has ido, y te lo has llevado todo y me dejas vacía en ese pequeño espacio reducido en el que he sido inmensamente feliz.

Existen los ecos? Porque a veces creo que el roce de las sábanas susurran nuestros nombres.

Aunque sinceramente yo prefiero un texto de Max, pero no está el horno para bollos y nunca mejor dicho.