jueves, 18 de octubre de 2007

pura vida



Ayer coincidi con mi ex en el mesenger, estuvimos hablando un rato y bueno, cada vez me queda más claro que lo nuestro terminó, mi problema es que siempre he querido disfrazar la realidad porque a veces es tan fea que hay que embellecerla un poco, no quería ver la verdad aunque la tuviera delante de mis ojos, pero llega un punto que la realidad te da de ostias que aunque no quieras verla la notas, en estos últimos meses he aprendido a aceptar la realidad pura y simple, aunque no me gusta, aunque me tenga que tragar las lágrimas, aunque veas tu futuro desvanecerse como esa torre de cartas que construyes con tanto mimo y miedo, ayer lloré por quincuagésima vez, que creo que mi madre ya se convenció de que no estoy exagerando, que realmente necesito ir al médico para que me una baja, se dió cuenta porque al salir del aseo se acercó para hacerme un comentario banal y mi contestación sono como aflautada, me temblaba la voz, no dijo nada, se hizo la tonta, pero fue a mi antigua habitación a coger la tarjeta sanitaria para llamar al médico, hubiera llamado yo hace tiempo pero una no tiene la culpa de ser sorda como tampoco tengo la culpa de que las cosas hayan salido así.
Simplemente sucedió, no se trata del desamor, por una de las dos partes, que hubiera sido para mi mejor, porque que haces en una situación asi, pues pensar bueno ella se lo pierde, me deja por otra pues ella se lo pierde y la pones a parir con los colegas hasta que de tanto nombrarla llegas a cogerle manía y de ahí al odio hay una pequeña línea que acabas cruzando, hasta que el tiempo borra esa línea y si el destino al cabo de un tiempo hace que te la vuelvas a cruzar, lo único que llegas a sentir en ese momento es pura indiferencia y piensas cómo pude salir con esta persona? qué le vi? o simplemente la saludas y te alegras de que las cosas le vayan bien, pues no, eso no es lo que pasó, lo que pasó fue que después de tres años se dio cuenta de que no somos compatibles, no soy lo que esperaba, esperaba más de mí, y yo no pude o no supe estar a la altura de lo que ella esperaba, aunque a fuer de ser sincera tampoco sé que coño esperaba de mí, pensé que la diferencia de carácteres nos uniría más, pero acabó separándonos, como dijo un autor conocido, la vida es como un teatro, e interpretamos los papeles en función de la obra que nos toca, y la verdad es que le asigné a ella un papel que realmente no le corresponde y a mi me asigne otro, y así fuimos cometiendo errores porque ni ella es tan fuerte como yo pensaba ni yo soy tan inútil como imaginaba. Hasta que el guión se torció, la vida nos puso una zancadilla y no supimos sortearla, se acabó, hay que seguir adelante, el problema es que no sé que camino tomar, no sé por donde tirar, realmente no lo sé, que creo que voy a hacer un alto en el camino, echarme las manos a la cadera, otear el horizonte, y sentarme un rato a ver donde sopla el viento.
Y descubrí que el sabor amargo de la cerveza mezclado con el regusto salado de la lágrima no es bueno ni para el cuerpo ni para olvidar, no ayuda a olvidar.
Y mi cabeza está a punto de explotar, se siente confusa, idiota, como si tuviera dos mitades, una sigue enamorada de ella, aunque sepa perfectamente que ese amor tiene que acabar porque es absurdo, no lleva a ninguna parte, la otra mitad piensa en cierta persona que ha conocido hace poco tiempo de la manera más tonta pero que está empezando a mover varios cimientos, cosa que me aterra, no quiero volver a enamorarme, ahora no, no me apetece volver a sufrir, porque el amor es como una noria te lleva a lo más alto, pero todo lo que sube termina por bajar.
y yo por bajar, bajo el telón hasta dentro de un par de días,
un beso a nadie en particular y a mi en general.

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