sábado, 27 de octubre de 2007

promesas


Hay promesas que son difíciles de cumplir, otras son fáciles, prometes porque sabes que lo puedes cumplir, pero otras no sabes porque las haces, porque algunas de esas promesas no está en tu mano cumplirlas, sino del tiempo, de Dios o de quien sea, pero no de ti, hace años cuando era pequeña, poco después de morir mi padre, recuerdo que mi abuela estaba hablando consigo misma, moviendo los labios mientras lo hacía, no me costó mucho leérselos aunque no vocalizara demasiado bien, pero lo importante de lo que decía se me quedo, hablaba de mi padre, de mi, de que si existían los milagros, bien podría El hacer uno, que si por ella pudiera me daba sus oídos porque total ella ya había oído todo lo que tenía que oír, básicamente era algo de eso, recuerdo que me prometí que antes de morir oiría a mi abuela, esas promesas tontas que hacemos de pequeñas, esas promesas que se dicen como si pidieras un deseo, te prometo que todo saldrá bien, te dice tu madre antes de una operación como si ella pudiera hacer algo al respecto, de pequeñas nos acostumbramos a eso que creemos que nuestros padres son como una especie de Dioses que todo lo saben y que todo lo pueden.
Bien pues, con todas las pruebas que me han hecho, lo más probable es que me operen, el cuando aún no lo sé, depende de la lista de espera, pero claro mi abuela ya está mayor, tiene su edad y bueno aunque esté mucho mejor que yo de salud y de sesera para que engañarnos, a veces me da miedo no sé prefiero no pensarlo, me da miedo que cuando me operen mi abuela ya no esté, para que engañarnos.
Otra promesa que hice, fue a una paciente, desde que me dejo mi ex, bueno esta señora es que se ha preocupado mucho por mi, y a su manera ha intentado animarme y jode porque se supone que debería ser yo la que les anime a ellos, a fin de cuentas están solos en una Residencia y algunos ni reciben visitas, bueno a lo que iba, esta señora que la verdad es que es encantadora, cada vez que me ve me pregunta que cómo estoy, y le hago un gesto ambiguo, tirando le digo, o me lo nota en la cara, y ella me hace un gesto como diciendo la mirada alta eh, ni te hundas, no vale la pena, bueno pues A. un día que fui a acostarla hará cosa de un mes me volvió a preguntar que cómo estaba? Le hice un gesto de pasota total que no consiguió engañarla y me miro largo y tendido para al rato soltarme, quiero que me prometas una cosa, me dijo, la mire con resignación pensando que se refería a lo de siempre, a algo relativo al trabajo porque la señora la verdad es que es un encanto pero un poco maniática también, así que nada, suspiré y le dije que sí que le prometía lo que quisiera, y me soltó, prométeme que en cuanto puedas te vas de aquí, este trabajo no es para ti, eres demasiado guapa para tener esa mirada tan triste, me quedé parada porque no me esperaba eso, así que asentí, y le abracé, le dije que no hacía falta que se lo prometiera porque era algo que yo no estaba dispuesta tampoco a aguantar, y también me prometí a mi misma que nadie iba a poder conmigo, me hice una promesa, me prometí o desee que al fin y al cabo es lo mismo que volvería a ser la que fui, aquella chica segura de si misma, despreocupada y feliz que se comía la vida a bocados.
Y lo prometido es deuda, eso diré dentro de un tiempo.

2 comentarios:

  1. Esta bien hacer promesas pero pase lo que pase no permitas que sea la vida la que te coma a ti a bocados.
    Me alegro volver a ver abierta esta taberna

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  2. sabes sara? la verdad es que me pareces una tia genial, tu sabes porque lo digo.
    gracias a ti por leerme.
    un besazo

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