un día cualquiera

Anatomía de un día maravilloso
(mail enviado a Jorge Bucay por un lector urugayo)


Todo salió redondo, como si lo hubiera planeado.
El despertador no se trabó.
Al bañarse quedaba jabón en la ducha, y el agua no se enfrió.
Las tostadas no se quemaron.
Su hijo lo besó espontáneamente.
Consiguió asiento en el micro.
Llevó paraguas y llovió.
Vio una mujer hermosa y ella lo miró.
Le dijeron que era simpático.
Cobró el sueldo entero, sin descuentos.
Alguien le contó un chiste nuevo, y era bueno.
No se olvidó las llaves.
El perro saltó para saludarlo.
Su equipo de fútbol ganó 2 a 0.
Un amigo lo invitó a una fiesta.
Su esposa le había cocinado su plato favorito y después de cenar le confesó que tenía ganas de hacer el amor con él.
Así, en un mismo día, todas las publicitadas cosas simples de la vida aparecieron rendidas a sus pequeños pies humanos.
-¿Te alcanza esto para ser feliz?- Le preguntó la luna.
Él la miró de reojo, esbozó una sonrisa de compromiso y susurró lentamente:
-No…. pero es una gran ayuda para seguir adelante.

(Un día en la vida de la frisona) (Hoy For Instance)

Me levanto antes de que suene la alarma del móvil y mucho antes de que mi madre me de un fostio al culo para espabilarme.
Le quitó el sitio en la ducha a mi madre, el agua fría me espabila y despeja.
Le llevo el desayuno a mi abuela a la cama mientras yo arrimo la silla para contarnos.
Empiezo el día con una buena taza de café y buena compañía.
Mi madre me da el círculo mientras desayuno y me dice que pida un libro.
Decido pedirme el cómic Persépolis mientras mi madre se sonríe de mis gustos.
Recojo la baja laboral y saludo a una que se rompió el brazo, nos animamos mutuamente.
Comento a mi madre delante de un escaparate lo bonito que es determinado vestido.
10 m después del comentario anterior salgo con el vestido y nos vamos a por un zumo.
Paso parte de la mañana ayudando a mi madre en Intermon.
Preparo la comida con mi abuela, me encanta estar con ella, nos reímos.
Me tumbo en el peazo sillón de relax mientras leo “El País”.
Mi madre me da dinero.
Paso por el trabajo después de horas caminando y me saluda mucha gente.
Pepito me corta la respiración con un abrazo y dos besos sonoros.
Me abraza una señora.
Me invita uno de los residentes a tomar algo, le acepto un té.
La cajera del supermercado me roza con su mano disimuladamente, nos miramos, nos volvemos a mirar, la guiño el ojo.
Doy una vuelta en bici hasta un kilómetro de Rojales.
Sigo de cocinitas y me hago un mero al horno con patatas y puré de espárragos que sabe a gloria y algo más.
Veo “Melinda&Melinda” en V.O. con subtítulos en inglés, me encanta, la encuentro original y divertida a la par que dramática.
Tengo una agradable charla con una amiga.
Escribo esto para el blog con una sonrisa de satisfacción, sabiendo que lo mejor me lo dejo para mí.