Quién dijo miedo?

Hoy me invade el miedo, y es raro, porque pensé que el miedo lo tenía superado, pero de repente, me invade una soledad, me siento muy sola, tengo miedo a no dormir, el insomnio se ha convertido en un asiduo acompañante por más que le grite que su presencia no es grata, a él le da igual, como quien oye llover, todos los días me visita, desde hace escasamente un mes esta historia se repite, me convenzo de que no esta tan mal ser insomne, puedo ver películas de miedo, leer los libros que con cariño he ido aparcando desde el instituto para cuando tuviera tiempo, hablar con amigas por este chisme que me tiene cariño, pero no, me da miedo, porque necesito dormir, aunque sean seis horas escasas pero que sean seguidas, pero el sueño me es esquivo, y mira que lo busco, lo busco con furia pedaleando en la bici, con ansia dando brazadas en la piscina, con lujuria mis dedos me acarician y se abandonan a esos momentos de placer, pero por más cansancio que mi cuerpo acumule, mis ojos se niegan a seguir el dictado de mi cabeza y permanecen mirando el techo, dando vueltas en esa cama que hace escaso tiempo fue testigo de algo que no se va a repetir, o puede que si pero variando una de las protagonistas.

Debería escribir sobre cicatrices, tengo varias con historias divertidas sobre ellas o sobre mi primera relación sexual al que todo el mundo alude con cariño y para mi fue divertido, como las cosas trascendentales de mi vida acaban estando pinceladas con algo de humor, mi vida es un chiste y si tengo que elegir un humorista como director me quedo con Woody Allen.

Y si la vida es un chiste, porque derramamos más lágrimas de las necesarias, y nos reímos menos o lo hacemos pero a veces nos sentimos como culpables de la risa escandalosa que nos sale, será porque nos han inculcado demasiado respeto por la vida y a veces nos sentimos como impelidos a pasar por encima como de puntillas? Pues me niego, coño, que se enteren de que estoy aquí, aunque tenga que tirarle a Dios de la manga.

Tengo miedo también a acabar sola, a que por mucha semilla de calidad que siembre, la cosecha no esté a las expectativas creadas, que por qué tengo miedo a acabar sola? Pues muy sencillo, porque desde que tengo uso de razón me he dado cuenta de mi familia se compone de varios miembros, pero de lazos duraderos y afines pocos, antes exactamente dos, mi abuela y mi hermana, pero mi abuela va haciéndose mayor y mi hermana con el paso del tiempo se ha ido volviendo camaleónica, que es a las personas que yo asocio con esas que no sabes como son realmente porque se van volviendo iguales que las parejas con las que están en ese momento, e incluso se tiran más a la familia del marido y a los desconocidos. Así que me estoy preparando para cuando mi abuela ya no esté que será como una catástrofe por los sentimientos que me procuran, es la persona a la que más he querido por encima de mi madre y ya reconocerlo es un sacrilegio, pero cuando ella no esté, me voy a quedar sola, mi familia se irá deshaciendo en excusas familiares y promesas incumplidas.

Tengo miedo a no volver a enamorarme, o como dice Coelho a no ser una herida de amor, o a no mejor no decirlo, luchar por algo que está de antemano perdido pero es una necesidad tan grande que debo hacerlo aún sabiendo antes de que me den las cartas que la partida tenga más posibilidades de perder, pero necesito apostar.

Miedo a sucumbir a mis vicios, volver a fumar o volver a engancharme a las pastillas para quitarme a ese visitante nocturno, porque no soy fuerte, soy débil, lo mío es debilidad, pero debilidad disfrazada, por eso tengo miedo de que alguien me conozca realmente, alguien consiga encontrar una grieta y meter el dedo para agrandarla y descubrir que toda yo es un fraude, miedo de que mi madre descubra la verdad y me niegue su apoyo, miedo a olvidar la cara de mi padre, me acuerdo de él en cada acontecimiento importante pero su rostro se me diluye y acaba por superponerse el de otra persona muy importante en mi vida.

Miedo a ser como la princesa de los labios de fresa, presa en los pañales y la hipoteca y no salir de este pueblo, sentirme enjaulada, por miedo a no encontrar otra cosa mejor, por temor a dar un traspiés, por pensar que los demás tengan razón y la equivocada sea yo, pero no tener miedo a cometer mis propios errores.

Miedo sobre todo a no llegar a dónde quiero, equivocarme de camino o renunciar una vez hecha la mitad por cansancio, porque la vida cansa, el dolor agota y las piedras del camino me hagan resbalar y sobre todo miedo a que mis sueños se terminen convirtiendo en pesadillas, y el peor miedo que tengo es a oír pero no saber escuchar que por algo dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Y hablando de miedos recordé sacado de un libro que me han recomendado, titulado “los buenos y los malos amores”, “-¿Qué es el amor? – preguntó el discípulo. – La ausencia total de miedo – dijo el maestro. - ¿Y qué es a lo que tenemos miedo? – volvió a preguntar el discípulo. – Al amor – respondió el maestro” (Anthony de Mello) lo que nos lleva a considerar que el miedo y el amor van parejos de la mano y el odio un pasito detrás.

Creo que es la ocasión ideal para ver un par de episodios de “entre fantasmas” no es que de exactamente miedo, pero la prota tiene unas buenas perspectivas a cierta altura.

No hay buenas historias de miedo para ver al calor protector del hogar porque la realidad supera la ficción y para eso basta ver el telediario.